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Why do I hurt myself? Why do I suffer this way? Because my destiny is...? — Silence! — said the man. — Destiny is not written in stone, boy, only you decide which path to take. — But then why must I live this way? — Being a descendant of Etsai I do not understand why you must be so foolish. — Sugaar approached young Hirum a little and extended his hand to give him a small rabbit. — Do you see this? — I ask. — Yes, it is a rabbit. — Etsai answered. — But what does this animal have to do with my life? — Rabbits, like you, are easy prey to predators and outside factors. — He answered. — You just have to let yourself be carried away by one of them so that quickly, you end up being devoured. A silence was formed in that dismal place, Etsai's head was spinning and that encounter quickly became another bad dream that turned into an awakening. Erio was in front of him, waiting for just one movement, one small step that would end once and for all the life of Hirum, his little prey. — Stop thinking about it. — Erio said in a mocking tone. — After all, you're no good as a human, and you're incapable of awakening your abilities as the son of Etsai, you pathetic. Hirum was on the edge of an abyss, thinking of killing himself and ending his despair once and for all, he didn't understand the meaning of life, much less the strange apparitions that once began as a bad dream. — Go on! — Erio shouted. — My lord Gaueko is eagerly waiting to possess you, let's not waste any more time and finish this once and for all. At that moment the meaning of all that lost its meaning, the young boy heard nothing but an incessant buzzing in his ear, from one moment to another, everything became darkness, silence. "This does not end like this Hirum..." One last thought came to the boy's mind, another new voice was hovering in his head. "Wake up... this is just a new beginning.

¿Por qué me hago daño? ¿Por qué sufro de esta manera? ¿Porque mi destino es...? — ¡Silencio! - Dijo entonces aquel hombre. - El destino no está escrito en piedra muchacho, solo tú decides porque sendero avanzar. — Pero entonces ¿Porque he de vivir de esta manera? — Siendo descendiente de Etsai no entiendo porque has de ser tan tonto. - Sugaar se acercó un poco al joven Hirum y extendió su mano para entregarle un pequeño conejo. - ¿Vez esto? - Pregunto. — Si, es un conejo. - Contestó Etsai. - ¿Pero qué tiene que ver este animal con mi vida? — El conejo al igual que tu, son presa fácil de depredadores y factores exteriores. - Contestó. - Basta con dejarse llevar por uno de ellos para que rápidamente, termines siendo devorado. Se formó un silencio en aquel lúgubre lugar, la cabeza de Etsai daba vueltas y rápidamente aquel encuentro pasó a ser otro mal sueño que se convertía en despertar. Erio se encontraba frente a él, esperando solo un movimiento, un pequeño paso que acabaría de una vez por todos con la vida de Hirum, su pequeña presa. — Deja de pensarlo. – Dijo Erio en tono burlón. – Al fin y al cabo no sirves como humano y eres incapaz de despertar tus habilidades como hijo de Etsai, patético. Hirum se encontraba al borde de un abismo, pensaba suicidarse y acabar de una vez por todas con su desesperación, no entendía el significado de la vida y mucho menos las extrañas apariciones que alguna vez comenzaron como un mal sueño. — ¡Adelante! - Grito Erio. – Mi señor Gaueko espera con ansias poseerte, no perdamos más el tiempo y acaba de una vez con esto. En ese momento el significado de todo aquello perdió el sentido, El joven muchacho no escuchaba más que un zumbido incesante en su oído, de un momento a otro, todo se volvía oscuridad, silencio. «Esto no acaba así Hirum…» Un último pensamiento vino a la mente del chico, otra nueva voz revoloteaba en su cabeza. «Despierta… esto solo es un nuevo comienzo.»

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