China: Un ejército enterrado 2

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`Las tumbas reales se descubrieron por azar `

En 1968, por ejemplo, en el centro de una montaña de un acantilado del nordeste de China, se descubrió un muro de ladrillos cuyos orígenes parecía completamente misterioso. Abierto el muro se descubrió que ocultaba un túnel que se hundía en la roca y que, a juzgar por los restos que se encontraban, parecía responder a la mano del hombre. Al final del túnel había una gran sala en la que aparecieron enterradas vasijas de bronce, esculturas y cerámicas. Al fondo de la sala se abría una puerta que daba paso a una habitación en la que, rodeados de objetos preciosos, estaban los restos de un ataúd. Un poco más allá se descubrió otra cámara funeraria. El estudio atento de estos objetos, de los vestidos decorados con jade que había en torno a los esqueletos, indicaba que aquello era la tumba de un rey y de una reina que habían vivido en el siglo II a.C.

La influencia de Buda

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Otra zona privilegiada para la arqueología china fue el amplio conjunto de grutas y cuevas budistas, cuya utilización comenzó hacia el siglo III y se extendió hasta el siglo X aproximadamente. Dichas grutas reflejaban la grandeza espiritual que represento La enseñanza de Buda, procedente de la India. El budismo transformo profundamente los ritos religiosos. Incitaba a mucha gente a huir del mundo, a refugiarse en lugares abandonados y a fundar en ellos monasterios o a dedicarse a la vida contemplativa. La costumbre de erigir estatuas en estas grutas o en las galerías talladas en la roca estaba muy extendida en la India y en Irán. En China, esta costumbre, considerada también como un embellecimiento de la naturaleza para magnificar a la divinidad, adquirió enormes dimensiones. Los príncipes y los reyes mandaron abrir grandes talleres para que fuesen esculpidas en roca millares de estatuas y para que se pintasen innumerables frescos. A partir del siglo IX, el budismo, experimento cierto retroceso. Incluso llego a ser perseguido, poco a poco los monasterios fueron abandonados, las grutas en las que miles de estatuas de Buda vigilaban dejaron de ser lugares de culto y muchas de ellas desaparecieron del país a causa de desprendimientos de tierra o la erosión. Tras algunos años, estos lugares que habían quedado abandonados fueron poblados nuevamente y en la actualidad los arqueólogos trabajan para descubrirlos y devolver a la humanidad aquellos magníficos resultados de trabajo humano.

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