Capítulo X

Liam dejó a Savannah en su respectivo trabajo en el hospital, mentiría si no estaba curioso, inquieto pero otra parte de él estaba ansioso por lo que podía hacer. El ojigris había aprendido con el tiempo a callar la voz del depredador en su cabeza, después de todo se presentaba cuando tenía que pelear, pero la falta de sangre hacía que la voz del depredador rogando por sangre y muerte apareciese a menudo, por lo cual la tranquilidad de Liam era frecuentemente perturbada. Internamente libraba una batalla sobre el control de su personalidad en el cual Liam siempre terminaba ganando, pero eso no significaba que no meritaba mucha fuerza mental. El trastorno de identidad disociativo (anteriormente llamado trastorno de personalidad múltiple), suele presentarse como reacción a una situación traumática que permite que una persona evite los malos recuerdos y eso era lo que Liam hacía, evitaba recordar la cara de las personas que mataba en el cuadrilátero, alejaba todo rastro de culpa después de todo, aunque fuera su cuerpo, no era la mente de “Liam” el que disfrutaba ver a tantas personas morir. El depredador sabía que movimiento exacto hacer para burlar al enemigo, para matarlo con rapidez o lentitud. Tenía el conocimiento del boxeo, karate y además taekwondo, pero lo que más disfrutaba era emplear todo ello para matar, Liam por otra parte no sabía defenderse, él disfrutaba de leer y de la tranquilidad. Ambos tenían lo común de ser fríos con las personas, pero por distintas razones; Liam no había conocido otra cosa que estar a la autodefensiva, pero el depredador fue creado con la misión de no sentir culpa ni ningún tipo de emoción.

Consumido en sus pensamientos Liam miraba la carretera mientras manejaba con cautela, la dirección ya estaba escrito en el GPS y aunque no era un excelente conductor pues eran contada las veces que las hermanas Montgomery acudían a él para llevarlas a ciertos lugares, se podía defender. Al llegar al muelle, Liam estacionó el auto donde Alexander le había indicado, seguidamente se bajó de la camioneta y esperó las instrucciones del Italiano, éste le indicó con la mirada que lo siguiera y sin dudar el ojigris lo hizo.

Llegaron a un galpón lleno de personas que trabajaban con la pesca, el olor era horrible, pero con el tiempo te acostumbrabas. Él no entendía como un hombre como Alexander estaba haciendo allí, después de todo no creía que se tratara de una compra de pescado. —Harás lo que yo te diga. ¿bien?— La voz del italiano fue decidido pero no esperó una respuesta de Liam porque no la iba a tener. Ambos entraron en una puerta que estaba al fondo de ese gran galpón y subieron varios pisos de una escalera, sin tocar, Alexander abrió la puerta para encontrarse con la figura de dos hombres sentados mirando una gran cantidad de papeles, ellos al percatarse de la presencia de Alexander, se levantaron inmediatamente con la mirada asustada. —Se..Señor Baggio, ¿en qué puedo ayudarle? —Vicent, he sido notificado que tiene un retraso de 20 días con el pago de la apuesta.

—Señor Baggio yo le puedo explicar… sucede que.. —No quiero tus excusas Vicent, quiero mi dinero ahora. —Pero… señor Baggio yo no tengo el dinero en estos momentos, si usted me permite..

—No le permito Vicent.

Alexander miró a Liam y el ojigris respiró hondo sabiendo lo que tenía que hacer, él cerró los ojos, se sonó el cuello, abrió los ojos y miró a su contrincante. El depredador había salido al frente, Liam estaba lejos de aquella habitación. —Depredador, quiero que te encargues de matar a su hermano, el hombre que está a su lado. Liam dio el primer paso y Vicent estaba histérico

—¡POR FAVOR, SE LO SUPLICO!— Vicent, con la cara cansada y asustadiza, los ojos marrones de él estaban abiertos como plato, él era un hombre bastante bajo, podía decirse que medía 1.69. Rápidamente el castaño se puso de rodillas para suplicar la vida de su hermano que estaba con la mirada aterrorizada.

—Esto es para que aprendas a jugar bien, depredador, termina con esto—

Liam caminó atravesando toda la pequeña oficina y tomó del cuello al hombre para apretarlo con fuerza ahorcándolo. Comenzó a darle golpes en la cabeza mientras lo retrucaba contra la pared y sus dedos se hundían sin piedad en el cuello del hombre, dejando ver las venas que se marcaban con fuerza. Vicent intentó moverse, pero entonces Alexander sacó un arma para apuntarlo, luego de una lucha donde sólo había un claro vencedor. El depredador dejó caer al cuerpo sin vida del hermano para luego voltearse y agarrar una navaja que estaba en el escritorio.

Alexander se lo quedó mirando con una sonrisa maquiavélica, amaba ese tipo de show y verlo tan cerca era más excitante aún, tenía tantas ganas que su mujer compartiera ese tipo de fetiche con él, pero sabía que Jade era una mujer pulcra y sin malos pensamientos. Liam caminó hacia el cuerpo sin vida de aquel hombre y le clavó aquella navaja en el estómago, haciendo un corte totalmente grande logrando que una gran cantidad de sangre saliese, el depredador tomó la sangre en sus manos y se acercó a Vicent para restregárselo por toda su cara y su ropa; el depredador miró sus manos e hizo una mueca de una sonrisa, estaba satisfecho por los momentos. —Si denuncias te mato a toda tu familia, no me importa donde estén, con quien estén y cómo estén. Quiero mi dinero en un mes, si no me lo das, mataré a alguien importante para ti por cada quince días Vicent estaba horrorizado, su cuerpo temblaba sin poder contenerse, las lágrimas se combinaban con la sangre de su hermano. —¿me escuchaste lo que te dije?— Preguntó con voz fuerte Alexander —S..Si señor. —Muy bien depredador, vámonos.

Liam le dio una última mirada a Vicent para luego meterse las manos en el bolsillo y caminar con la mirada fría y distante. No hacía falta decir nada, el depredador había satisfecho sus ansias de matar.

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Sources: 1, 2, 3

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