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Fuente: Pixabay.com

Ya tenemos una semana de haber arribado a **Doris 48** y las naves de transporte se han acoplado perfectamente a la órbita del asteroide, viajando junto a éste a una velocidad de 16.7 Km/s alrededor del Sol. Todos los transportes están en el proceso de acoplarse unos con otros, para producir el gran satélite que acompañará a Doris 48 durante los próximos siglos, con lo cual se garantizará la subsistencia humana en la superficie del asteroide. Las naves parecen enormes bloques de plásticos inteconectables, como los juguetes para niños que van encajándose unos o otros de manera perfecta, para forma una enorme estructura que funcionará como sombrilla o espejo dependiendo de que cara esté enfrentada al Sol. Como el período de rotación de **Doris 48** es de apenas 11.9 horas, esta gran estructura rotará sobre su propio eje de manera que cada 12 horas mostrará una cara diferente frente al asteroide, reflejando o no la luz solar sobre la gran ciudad de Mayer en la superficie de Doris 48. Con esto se logrará reproducir a la perfección las condiciones ambientales de luz de nuestro planeta Tierra, y por tanto todos nuestros procesos biológicos funcionarán a la perfección, ya que nuestros cuerpos tan adaptados luego de miles de años evolución a este período circadiano, no son capaces de notar la diferencia. Quién lo iba a decir, que el reto más grande en la era espacial no iba a ser la tecnología, ni la gran cantidad de recursos que se requieren para mantener toda una población en el espacio, sino comprender a plenitud nuestra propia biología y su dependencia con las condiciones ambientales en nuestro planeta Tierra, condiciones que si variamos terminan por extinguirnos de este universo. Lo hemos aprendido, como casi todo, por ensayo y error, luego de que centenares de miles de personas murieran a los pocos meses de abandonar todos nuestros ritmos circadianos. Incluso, nuestros alimentos, bacterias y todo lo orgánico que nos acompaña, si no se desarrolla o crece en condiciones circadianas, simplemente termina por transformarse en nuestro peor enemigo. Por ello, es que es fundamental que este gran satélite que nos acompañará produciendo nuestros días y noches, que además simulará las condiciones de iluminación lunar a la perfección, esté perfectamente sincronizado para que nuestra existencia esté garantizada. Aún no comprendemos del todo como nuestro ADN se ha acoplado tan íntimamente a estas condiciones circadianas, tal vez por eso es que no hemos encontrado indicios de vida en otros exoplanetas, porque estas condiciones para que la vida exista realmente sólo son probables en uno de cada millón de posibles universos. Los científicos que están en Mayer han verificado que todos las condiciones ambientales están llegando a sus condiciones ideales, sólo falta que el ritmo de enfriamiento y calentamiento de la ciudad por parte del satélite artificial formado por las naves, se regularice y consolide las condiciones a un ritmo circadiano perfecto. **Doris 48** fue elegido entre miles de asteroides porque la circadinización iba a ser más fácil que en cualquier otro cuerpo celeste, además de que su período rotacional de 11.9 horas lo hace ideal para regular los períodos de iluminación, su período orbital alrededor del Sol de 5.7 años simula a la perfección los ciclos solares de 11 años, que también son fundamentales para la existencia de la vida. Hoy hemos comenzado nuestro nuevo régimen de alimentación para la adaptación en el asteroide. Si los ciclos circadianos se cumplen a la perfección, nuestros cuerpos y todo lo orgánico asociados con ellos funcionará adecuadamente. Así que si consumimos grandes cantidades de calorías, comenzaremos a aumentar nuestra masa corporal, desarrollar musculatura y a consolidar toda nuestra estructura ósea. Si los ritmos circadianos están alterados y nuestros cuerpos lo han notado, no hay manera de que nuestro organismo progrese, no importa cuántos alimentos consumamos, ni cuánto ejercicio realicemos, todo lo orgánico en nosotros y lo que nos acompaña, comenzará lentamente a morir y perder esa chispa vital que llamamos vida. Por ello, es fundamental que estemos vigilando constantemente nuestra capacidad para ganar peso, musculatura y que todo lo orgánico esté en pleno crecimiento a nuestro alrededor, porque son las únicas señales que podremos notar y que nos indicarán que nos estamos extinguiendo. Cientos de años para darnos cuenta que no eran los viajes espaciales los que destruían nuestros cuerpos fuera de La Tierra, sino el desacoplamiento de nuestro ritmo circadiano. Nosotros seremos los primero humanos en habitar **Doris 48** y por ello, la primera tarea será eliminar todos los restos materiales magnetizables que deben haber sido atraídos por Mayer durante las décadas que duró su construcción. Habrá varios cientos de toneladas de meteoritos de hierro y níquel básicamente, y esta será nuestra primera producción de insumos que serán enviando de vuelta a la órbita terrestre para su aprovechamiento. Es la parte más delicada en estos primeros días, porque cualquier resto que quede puede crear problemas graves a cualquiera de nosotros que habitaremos este asteroide. Estoy de primero en la fila, listo para abordar el primer vehículo con mineros hacia **Doris 48**, voy con mis herramientas e instrumentos para localizar estos pequeños meteoritos que pululan por doquier en la superficie de Mayer. Va a ser una experiencia única, caminar en medio de una ciudad fantasma que jamás ha sido visitada por un ser humano, buscando cantidades infinitas de pequeños meteoritos y de polvo magnetizable. Sabemos que no va a ser una tarea fácil, tal vez nos lleve meses en limpiar toda la superficie hasta niveles que sean considerados seguros, pero eso no importa, porque ya estaremos realizando las actividades que serán cotidianas, que muy pronto serán y definirán lo que representará nuestra vida en este asteroide. Se han cerrado todas las puertas, la nave autómata que nos transporta ha comenzado su descenso y literalmente estamos ingresando a Mayer....