Oda al éxodo

Somos parte de este éxodo inconsistente que nos arropa. Hijos de hombres abandonados a su suerte, en alguna odiada latitud. Osamos echar raises. Crecer contrarios a la luz, sin fotosíntesis, sin segundas intenciones. ¿Acaso sin pan? Muchos enemigos pisando la respiración. Ultrajando nuestras creencias. Somos este éxodo necesario al centro del arte. La envidia de odiadores que no pueden escribir ni teniendo cincuenta dedos en cada mano. Recojo anémonas y las mezclo con sal y arena limpia. Trituro cochinillas y extraigo un rojo intenso.

Cultivo patatas y alhelíes. Veo crecer los primeros vestigios de las plantas. A pesar de todo el odio, la envidia en forma de lluvia ácida o negra. Sigue creciendo, el verde es perfecto. Se ven gatos de seda, perros de color rosa que reptan en las paredes. Simplemente, escucho el tronar de los proyectiles de otra guerra. Demandas. Contra ofertas. Sigo prendido del verde y sus fases de verde ocre, la incertidumbre es un bálsamo. Destilo alcohol sobre un artilugio. Puedo luego humedecer las patatas, usarlas como combustible.

Desde la tierra, se puede sentir su humedad. No necesito ojos, puedo sentir. Vienen acercándose a ver la pira, los posibles vástagos a quemar. Deberían pedir ofrendas. Seguir reptando ya como aves de rapiña.
Pero la lucidez es una contraoferta. Inquebrantable. Muros de palabras, precisamente escogidas. Hijos, con brazos fuertes. Rescatando ancianas del fuego de la vida. Desalojos. Uso de llaves maestras, apagones, direcciones oblicuas que se deshacen en la nieve. Un portero de la posguerra ahogado en los canales.

Secretaria despedazada, ofendida en su intimidad.
Vienes a lloriquear sobre mis margaritas. Solo imprimo bloques. No soy de esa clase invulnerable. Deshecha. Haciendo aguas como un barco y su podrido maderamen. Soy como un gatito sedoso. Cerca de la estufa. Rodeado de verdes. Reluciendo. Creciendo.
Soy el testigo. Soy la génesis. El alfa.
Construye tu hermosa casita. Recoge los bloques inservibles. Tengo el cielo. Las nubes no son particularmente mías. Pero les rizo las trenzas. Cobran vida. Formas. Movimiento.
¿Sabes lo que es escribir?
Leer cartas interminables, recibir bofetadas y poner la otra mejilla. Trabajar, dormir, trabajar, dejar de dormir.
Puedo usar el cerebro. Tomar todas las mismas letras y usarlas como armas punzantes. Todo es posible si las uso. Pero solo tengo este cuchillo para resquebrajar la tierra y sembrar patatas. También pueden rebanar la carne como mantequilla. Pero como no soy un ser amorfo, te permito seguir con tu vida.
Soy esa resistencia pacífica, que se enfoca en los contrastes azules. Ser monocromático, si debo ensuciar el césped con un par de cadáveres.

¿Ya vienen los bomberos? Las interminables líneas que puedo usar para corregir tu débil inteligencia para responder con conjeturas y folletos preelaborados. No uso la métrica, estereotipos o reglas. Creo mis propias reglas.
Wow. Un gatito. Verde. Se ve genial.
Perdone, señor oficial.
Tiene derecho a permanecer en silencio.

We are part of this inconsistent exodus that surrounds us. Children of men abandoned to their fate, in some hated latitude. We dare to raise. To grow contrary to the light, without photosynthesis, without second intentions. Perhaps without bread? Many enemies stepping on our breath. Outraging our beliefs. We are this necessary exodus to the center of art. The envy of haters who can't write even with fifty fingers on each hand. I gather anemones and mix them with salt and clean sand. I grind cochineals and extract a deep red.

I grow potatoes and wallflowers. I watch the first vestiges of the plants grow. Despite all the hatred, envy in the form of acid or black rain. It continues to grow, the green is perfect. Silk cats are seen, pink dogs crawl on the walls. Simply, I hear the thunder of shells from another war. Demands. Counter offers. I'm still latched on to green and its ochre green phases, uncertainty is a balm. I distill alcohol on a contraption. I can then moisten the potatoes, use them as fuel.
From the earth, you can feel their moisture. I don't need eyes, I can feel. They come closer to see the pyre, the possible offspring to burn. They should ask for offerings. They should continue crawling like birds of prey.
But lucidity is a counter-offering. Unbreakable. Walls of words, precisely chosen. Sons, with strong arms. Rescuing old women from the fire of life. Evictions. Use of master keys, blackouts, oblique directions that melt in the snow. A post-war janitor drowned in the canals.

Shattered secretary, offended in her privacy.
You come to whine about my daisies. I only print blocks. I'm not that invulnerable kind. Undone. Taking on water like a ship and its rotting timber. I'm like a silky kitten. Near the stove. Surrounded by greens. Glistening. Growing.
I am the witness. I am the genesis. The alpha.
Build your beautiful little house. Pick up the unusable blocks. I have the sky. The clouds are not particularly mine. But I curl their braids. They come to life. Shapes. Movement.
Do you know what it's like to write?

Reading endless letters, getting slapped and turning the other cheek. To work, to sleep, to work, to stop sleeping.
I can use my brain. Take all the same letters and use them as sharp weapons. Anything is possible if I use them. But I only have this knife to crack the earth and plant potatoes. They can also slice meat like butter. But since I am not an amorphous being, I allow you to go on with your life.
I am that peaceful resistance, which focuses on blue contrasts. Being monochromatic, if I must litter the lawn with a couple of corpses.

Are the firemen coming? The endless lines I can use to correct your feeble intelligence to respond with conjecture and pre-made handouts. I don't use metrics, stereotypes or rules. I make my own rules.
Wow. A kitten. Green. Looks great.
Excuse me, Mr. Officer.
You have the right to remain silent.